La Misión de una empresa está relacionada con su naturaleza actual, mientras que la Visión apunta a una posición futura. Ambos conceptos coexisten durante la formulación y ejecución de la estrategia. Sin embargo, en la práctica esta coexistencia no es pacífica. La Misión, al enfocarse en el día a día, tiene objetivos implícitos de lucro y supervivencia que determinan las actividades operativas prioritarias como compras, producción, ventas, etc.

Por su parte, la Visión se alcanza mediante el logro de Objetivos Estratégicos, desprendiéndose acciones estratégicas a ejecutar en los distintos niveles organizativos. He observado que, ante el dilema de ejecutar acciones operativas vs. estratégicas, los gerentes y jefes suelen priorizar las operativas por la urgencia de requerimientos como flujo de caja, pago de planillas, etc.

Esto no significa que la Misión tenga predominio sobre la Visión, sino que requiere una nueva interpretación: la Visión debería ser la "entelequia" o realización plena de la Misión. La entelequia, concepto aristotélico, representa el fin u objetivo que perfecciona y completa una actividad. Análogamente, la Visión sería la "entelequia" empresarial, así como el árbol lo es para la semilla.

El crecimiento o expansión esperados de una empresa no son automáticos, dependen de factores como el mercado, inversiones, tecnología y recursos humanos. No todas alcanzan su "entelequia"-Visión. Por tanto, la Visión será verdaderamente la entelequia de la Misión cuando exista un esfuerzo deliberado por alcanzarla, integrando actividades estratégicas en la operación diaria que concuerden con la naturaleza de la Misión.

En resumen, este enfoque reconcilia Misión y Visión al concebirlas como una misma trayectoria, donde la segunda representa la plenitud y perfeccionamiento de la primera, siempre que las acciones estratégicas se ejecuten consistentemente.